viernes, 21 de octubre de 2011

SOBRE LA FAMILIA




LA FAMILIA TRADICIONAL, PRIMERA SOCIEDAD NATURAL
Los hijos de familias formadas por un hombre y una mujer están mejor situados que los hijos de familias que habían sufrido el divorcio de los padres, las parejas de hecho y los hogares monoparentales
La familia formada entre un hombre y una mujer es la primera sociedad natural, la primera comunidad en la que el ser humano experimenta como ser social. Por eso, ese primer segmento social hace una contribución única e irremplazable para el bien de cada ser humano en su sociedad.
Un estudio de la estadounidense The Family Watch constataba que los progenitores enlazados a través del matrimonio tradicional y sus hijos estaban mejor situados que los hijos de familias que habían sufrido el divorcio de los padres, las parejas de hecho y los hogares monoparentales.
La investigación constataba que estos niños tienen mejor robustez, menos indigencia y tasas bajas de embriaguez y otras adicciones. Además, estos hijos presentan menores índices de frustración escolar y fechorías juveniles, menor repetición en las relaciones carnales precoces y embarazos no deseados; otro dato significativo es que en sus casas hay menos violencia doméstica.
De hecho, el rendimiento medio de la familia tradicional y su repercusión en la sociedad se evidencia en el hecho de que reciba una ayuda destacada en los presupuestos estatales. El razonamiento clave para los planes socioeconómicos es la sostenibilidad de la sociedad. The Family Watch concreta la “familia sostenible” como la que mejor puede salvaguardar la tranquilidad de sus miembros sin dejar en la estacada a la sociedad en general y el de las futuras generaciones.
Más datos que caracterizan a la excelencia social del modelo de familia tradicional es que, por ejemplo, los índices más bajos de embriaguez y consumo de drogas entre los que componen los hogares estables son una descarga para los servicios sociales establecidos. Otro aspecto a tener en cuenta es que, según un estudio británico empleado por The Family Watch, estima en 26.000 millones de euros al año el dinero que cuesta a Inglaterra las rupturas conyugales.
EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL VERSUS HETEROSEXUAL
El matrimonio está sufriendo ataques que pretenden independizarlo de la ley natural. La protección de la familia ha pasado a un segundo orden y se acelera la desintegración del sistema social hasta ahora conocido. Los impulsores de estas ideas consideran que el matrimonio entre un hombre y una mujer, así como la “paternidad”, la “maternidad”, la familia y el matrimonio, como frutos de una cultura ya rebasada. Además, lo consideran fruto de unas creencias religiosas que nada tienen que ver con la tendencia natural de la procreación.
 Un aspecto es evidente, las parejas homosexuales estables, como las demás uniones de hecho, conservan asimilaciones con los matrimonios en lo que se refiere a la convivencia y a sus secuelas, pero permanece una gran oposición: dos hombres o dos mujeres no pueden engendrar hijos.
En una visita a España, en secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, defendió la vigencia de la Declaración de Derechos Humanos de 1948, afirmando que: “La Iglesia proclama que la vida familiar está fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer, unidos por un vínculo indisoluble, libremente contraído (…) Desde su concepción, los hijos tienen el derecho de poder contar con el padre y con la madre, que los cuiden y acompañen”.


LA FAMILIA TRADICIONAL ... ¿ESPECIE EN EXTINCIÓN?
Nos estamos acostumbrando a ver los problemas sociales con visión corta y por ello nos cuesta trabajo identificar sus orígenes, -y con ello-, el camino para resolverlos.
El caso Kalimba es una muestra de visión corta. Dos muchachitas que jurídicamente son consideradas por la ley como menores de edad llevaban vida de mujer adulta, -y ejerciendo ese rol-, conocen a Kalimba trabajando ambas en un antro donde no debían ingresar menores de edad. El resto de la historia es de sobra conocida pues se ha ventilado en los medios de comunicación sin ningún pudor, y hasta con descripciones explícitas.
Dilucidar sobre la inocencia o culpabilidad de Kalimba no es el tema que ocupa mi atención, sino que quisiera centrarme en la responsabilidad de los padres de estas menores de edad, -que sin control-, pasaban la noche fuera de casa sin que los progenitores tuviesen preocupación al respecto.
Si ambas eran menores de edad, ¿los padres no tenían toda la responsabilidad de ejercer supervisión sobre ellas?. Ésto evidentemente no sucedió. Por ello es fundamental, -tomando este ejemplo-, voltear hacia dentro de la familia mexicana y ver lo que hoy sucede ahí.
A la familia se le ha considerado la estructura fundamental y básica de la sociedad, en cualquier parte del mundo, y desde hace muchos años.
Dentro de la familia se adquieren los valores sociales y morales. Ahí se complementa el proceso de educación durante los primeros años de vida, pues el papel de los padres es fundamental para el aprovechamiento de lo que se aprende en la escuela.
La percepción de lo que es el mundo, la sociedad, -e incluso de lo que debe ser el concepto de familia y de la vida en pareja-, se forma en esa época.
La crisis que ha vivido la estructura familiar a partir de los años setenta y ochenta, -hasta nuestros días-, podemos verla reflejada en nuestra actual crisis de valores sociales y de valores morales.
Siempre queremos echar la culpa, -dependiendo desde qué partido se lancen los dardos envenenados-, a las políticas públicas y la actuación de los gobiernos, siendo que la crisis nace desde la estructura misma de la familia tradicional.
La crisis educativa es inevitable si vemos el gran vacío que ha dejado la familia,-que hoy ha perdido su rol de centro emocional del individuo, y con ello, la escuela ha dejado de ser la formadora de buenos ciudadanos.
Siempre fue así … hace muchos años nuestros padres eran la contraparte de la escuela. Unos padres se involucraba más que otros, -pero aún así-, se sentían responsables de nuestro desempeño.
Sin embargo, si la familia se desdibuja, se pierden los roles de los padres y los hijos, y simplemente se convierte en un grupo de individuos que comparten el mismo techo. La comunicación intrafamiliar se pierde y con ello el rol formativo de los padres.
Reporta el INEGI en su último censo, que en 1990 el 75% de las familias mexicanas era tradicional (papá, mamá e hijos). Para el año 2000 constituían 69% y, en 2005, habían disminuido a 68%.
La pareja es el centro y origen de la familia, -y hoy que la relación se ha vuelto finita y circunstancial-, ha impactado la estabilidad de la familia. Si la pareja no sobrevive como tal, la familia también se desintegra.
Mi generación es la bisagra entre dos épocas. Fuimos educados en escuelas convencionales y vivimos en el contexto de familias tradicionales y hemos sido testigos, -y actores en muchos casos-, del fracaso de la relación de pareja.
El amor hoy puede ser considerado una frivolidad propia de las telenovelas y la literatura, y una manifestación de idealismo, en esta época en que el sexo parece ser la razón de ser de la vinculación en las relaciones de pareja, lo cual muestra una gran pobreza espiritual de nuestra época.
Sin embargo, -aunque no sean muy frecuentes-, testimonios de parejas consagradas el uno al otro, -unidas por un amor profundo e incondicional-, existen y nos muestran que aunque muchos podamos haber fracasado en el intento, ese tipo de relación simbiótica es posible y se puede lograr cuando existe la primera condicionante, que es el respeto mutuo, del cual se deriva la tolerancia necesaria para permanecer juntos.
Cuando tenemos la fortuna invaluable de haber sido criados por este tipo de parejas, el testimonio que se deriva del poder persuasivo del ejemplo, se convierte en una fortaleza que nos impulsa a construir o luchar por mantener, este tipo de relaciones para toda la vida y el mensaje a los descendientes es claro y de alto impacto para la preservación de la familia.
Seguramente hay que voltear hacia el centro de nuestras familias para identificar como será México en el futuro.
¿Cómo construir un mejor país? … no veo otro camino que forjar mejores ciudadanos, cuya conducta cotidiana frente a la sociedad esté regida por valores.
El incremento a la violencia podría tener que ver con falta de oportunidades laborales, es cierto, pero este argumento se está convirtiendo más en una bandera político-electoral, que en una visión de fondo.
La delincuencia nutre sus ejércitos de sicarios de esta nueva generación de niños que no han tenido la fortuna de tener una familia tradicional. Por tanto, son los olvidados de la sociedad y hoy se rebelan y cobran con saña la factura del resentimiento, combinado con la falta de oportunidades.
El incremento a las adicciones se origina en este entorno. Por ello el intento de destruir a la familia tradicional en realidad termina siendo un sabotaje al país, -aunque no sea intencional-.
Hay sectores de la población que han exigido a los gobiernos espacios para otros modelos de familia.
Sin embargo, que se legisle para favorecer esas demandas ciudadanas no significa que un reto fundamental sea la preservación y rescate del modelo de familia tradicional, que ha sido un pilar fundamental de la sociedad mexicana, en el cual la madre se ha convertido en el refugio emocional de toda la familia.
Aún dentro del modelo de familia “monoparental” (hijos viviendo con sólo uno de los padres), que hoy crece a un ritmo dinámico, se puede vivir el modelo fuerte e indestructible de una familia tradicional unida por el respeto y los valores.
Lo que sí podemos hacer los ciudadanos para fortalecer a nuestro país, es mejorar la calidad de la vida en familia, evitando la violencia intrafamiliar y fortaleciendo la relación con los hijos, para así poder estar atentos a los riesgos que pueden afrontar y guiarles en su proceso de maduración.
El DIF, -que se denomina como institución de asistencia para el “desarrollo integral de la familia”-, fue desatendida en el ámbito federal durante los dos sexenios anteriores por falta de interés de las presidentas.
Hoy debiese reenfocarse a su misión fundamental, para retomar el fortalecimiento de la familia tradicional como estrategia paralela para sacarnos del ambiente de violencia.


[PDF] 
cwx.prenhall.com/bookbind/pubbooks/.../ch4.pdf -

[PDF] 
www.escuelayviolencia.com.ar/.../Mesa1_Familia... -

El mito de la familia tradicional « SinPlumas.comsinplumas.com/.../el-mito-de-la-familia-tradicional/ -





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