jueves, 2 de febrero de 2012

MAS SOBRE LAS MUJERES EXITOSAS

EL PERFIL DE MUJERES EMPRENDEDORAS EXITOSAS DE ARGENTINA
Patricia Laura Rábago,  María Claudia D´Annunzio y Silvia Monserrat*

RESUMEN 
El conocimiento de las características de  comportamiento y fortalezas actitudinales que son pertinentes a las mujeres emprendedoras exitosas, permitiría conocer a priori las dimensiones del espíritu emprendedor que deberían desarrollarse y fortalecerse con el fin de alcanzar la gestación y consolidación de nuevos emprendimientos correlacionados a una mayor participación de la mujer en el mundo empresarial. El presente trabajo, en el marco de un rico referencial teórico, recoge los resultados de un estudio efectuado en un grupo de mujeres argentinas que han logrado determinada trayectoria en sus emprendimientos, cuyos
datos fueron relevados a partir de una muestra intencional diseñada con el objetivo de determinar en mujeres exitosas el grado de existencia de ciertas características personales relacionadas con la autoeficacia, el foco de control y la necesidad de logro; verificar la
presencia y grado de la participación de mentores en el desarrollo personal y  profesional; y medir algunas variables culturales que pudieran demostrar cierta influencia en las características analizadas.  

TRABAJO 
I. INTRODUCCIÓN
El crecimiento de mujeres empresarias es una tendencia que desde unos años atrae la
atención de analistas en los estudios de  género. La nueva ola de mujeres ejecutivasempresarias se insinúa en las universidades. Hoy, el 50% de quienes ingresan a las aulas son mujeres, proporción que también se mantiene en carreras relacionadas con los negocios.
Señala Lassaga (2004) que en Argentina “el gran crecimiento de la mujer en la última década se dio sobre todo en el área independiente, posiblemente porque al no tener las mismasoportunidades dentro de las organizaciones tuvieron que buscar su propio camino. Las mujeres, al ingresar en el mundo laboral, se encontraron con una cultura empresaria
totalmente creada por hombres; esto no ha  sido suficientemente tomado en cuenta, y generalmente se juzgó su desempeño en base a la adaptación a las normas de comportamiento existentes. Muchas mujeres, frente a esta realidad...están haciendo valer un estilo propio.” El poseer un mayor conocimiento sobre estas mujeres, sus características personales y actitudinales, atributos y habilidades empresariales y el tipo de empresas que poseen,
representa un primer paso hacia tratar de abordar de un mejor modo, sus necesidades e inquietudes.  A través de este estudio se puede alcanzar un mayor entendimiento sobre  el comportamiento de mujeres exitosas dueñas de empresas, esperando de tal modo contribuir con las iniciativas direccionadas al desarrollo generalizado del fenómeno.  
En particular interesa analizar los factores determinantes personales que traccionan a la intención emprendedora, como el foco de control, la necesidad de logro, la autoeficacia, las capacidades creativas y/o la actitud proactiva.  
    
En un primer apartado del trabajo, se abordan las diversas perspectivas teóricas ofrecidas para explicar inicialmente un análisis del perfil de estas mujeres, y las razones por las que dichas mujeres tienen éxito en la actividad empresaria. A continuación se describe la metodología utilizada para el análisis empírico, sobre la base del  marco analítico y los objetivos del trabajo. Por último, se presentan los resultados preliminares del estudio, relacionados a los rasgos predominantes de las mujeres emprendedoras exitosas.  Finalmente se presentan las conclusiones centrales.
II. MARCO REFERENCIAL 
El éxito es el objetivo central que se traza un emprendedor al iniciar una empresa, o en todo caso, debería serlo. ¿De qué depende tener éxito? ¿Qué significa tener éxito? ¿Se puede saber si se poseen las características para lograrlo?.  
El concepto éxito es un término muy utilizado en diferentes estudios, pero sin embargo se trata de un elemento de muy difícil estimación, dado que lo que para unos es éxito, para otros puede tratarse de un simple indicador de resultado
Asimismo, en torno de la teoría entrepreneurship coexisten múltiples líneas de estudio que procuran explicar su naturaleza (Locke & Latham, 1990; Chen, 1998; Baron, 1999). El conocimiento de lo que es y cómo se determina el éxito de un emprendimiento permitiría conocer a priori las dimensiones del espíritu emprendedor que deberían desarrollarse y fortalecerse procurando la gestación, puesta en marcha y consolidación de nuevos emprendimientos (Orti González, 2002, p.1). 
En tal sentido, entre los aspectos que se pueden considerar a la hora de analizar el espíritu emprendedor de una persona, resulta particularmente atractivo centrar la atención en el comportamiento del sujeto emprendedor (McClelland, 1961; Gibb, 1982; Steiner Miner & Gray, 1986), de modo de poder establecer qué características y fortalezas actitudinales son pertinentes al emprendedor exitoso.
Otras investigaciones surgidas a partir del pensamiento de Bandura (1986), parecen demostrar que los individuos pueden desempeñar mejores roles emprendedores cuando ellos creen que poseen las habilidades necesarias para funcionar como tales. Ello conduce a
considerar -además de las cualidades y características de comportamiento del individuo- a la autoeficacia, en cuanto convicción cogsnoscitiva del individuo en  su habilidad para desempeñarse exitosamente en sus tareas (Wood & Bandura, 1986), como un componente importante en el potencial de la capacidad empresarial de una persona.   Del análisis de estas teorías se infiere un punto central a la hora de plantear nuestro
estudio: Existen una serie de características personales y de “mecanismos autorreguladores” que hacen que una persona tenga mayor o menor tendencia a desarrollar un negocio con éxito.
Entre ellas algunas pertenecen al ámbito cognoscitivo; otras que se refieren al ámbito aptitudinal; y, por último, las referidas a la  actitud emprendedora y la expectativa del desempeño. La primera entendida como la predisposición a actuar, aprendida, dirigida hacia
un objetivo, persona o situación, y que incluye dimensiones cognoscitivas, afectivas, evaluativas y conductuales; y la segunda, como la percepción de consecución de resultados
futuros.
No obstante la iniciativa emprendedora, se compone de una serie de factores que varían de acuerdo a los diferentes autores que se tomen como referencia. Así, Gibb (1982)      señala  la necesidad de logro, la autonomía o independencia, la creatividad, la asunción de
riesgos y la determinación. Mc Clelland (1961) menciona: la organización, el establecimiento de metas claras, la mejora continua, la búsqueda de información y feed-back, la preferencia
por trabajar en modo individual y contar con un número de expertos, la asunción de riesgos, y la capacidad de liderazgo. Cuando otros especialistas mencionan, al contrario, la preferencia
por trabajar en grupos y la capacidad de dirección como aspecto fundamental (Artetxe &  Retolaza, 1992).
Sea cuales sean los factores que saturan la actitud emprendedora, un  presupuesto a establecer es que las emprendedoras que desarrollan con éxito su empresa tienen, al menos parcialmente, una serie de características comunes en sus patrones de conducta. Por lo que parecería coherente pensar que  el desarrollo de dichos factores en las mujeres en general puede potenciar la iniciativa empresarial del género. Y esta es la línea principal del trabajo
que nos ocupa, identificar cuáles pueden ser  los factores claves de una hipotética actitud emprendedora. 
En la actualidad desconocemos si existe en el género femenino una actitud emprendedora como tal, claramente diferenciada; ya que no existen aún investigaciones
suficientes al respecto. En este sentido, la actitud emprendedora a la que se hace referencia en este trabajo será una construcción hipotética, que lejos de tomar como un hecho contrastado
es una proposición de trabajo.
Se trató entonces de barrer  las distintas investigaciones  conocidas en relación al análisis de las competencias que hacen a la actitud emprendedora. En síntesis, las siguientes
características de orden individual y experimental surgieron  como las más relevantes de investigar:
1. Auto-eficacia: Es una variable centrada en el sujeto referida a la percepción de la propia capacidad de ejecución y rendimiento. Se relaciona con el optimismo, la autoestima y la competitividad. Además delimita la relación dada entre las expectativas y los esfuerzos realizados. Indica el grado en que cada uno  puede llevar a cabo exitosamente la conducta necesaria para lograr los objetivos que se ha fijado y producir los resultados. 
2. Foco de Control: Entendida como la expectativa generalizada acerca del grado en el cual se posee control sobre los acontecimientos. El término control interno se define como la creencia que las personas poseen de que su comportamiento determina lo que les ocurre; en tanto que
el control externo, es la consecuencia del destino, la suerte, el azar u otra fuerza totalmente ajena al individuo. Por ello, la existencia de foco de control interno considera que los éxitos son logrados a través del esfuerzo personal y no del ambiente, resultando de tal modo individuos más propensos a una actividad emprendedora. En este especto, la teoría formulada
por Rotter (1966), ofrece un útil marco conceptual para predecir si caben razonables expectativas de éxito en un emprendedor al tratar acerca de la convicción que se posee del control interno versus el externo.  
3. Necesidad de logros o fijación  de objetivos: Indica una preferencia hacia trabajos difíciles y desafiantes, ya que los individuos con una alta necesidad de logro obtienen satisfacciones
derivadas de la búsqueda de metas, lo que les impulsa a superarse constantemente en sus actividades. Prefieren tareas de dificultad intermedia, que ofrezcan una buena probabilidad de éxito pero también cierta dificultad para que  el éxito tenga un significado real; y tareas de retroalimentación rápida que les permita conocer los resultados de su ejecución y mejorarla (McClelland, 1961). 
Si bien a priori se espera que las mujeres exitosas emprendedoras exhiban similares características en sus perfiles a partir de un alto nivel de autoeficacia, un alto nivel de control interno, un alto nivel de necesidad de fijarse metas y que acreditarán participación de
mentores en sus carreras (Duffy et al, 2002), también se considera que los valores culturalestendrán una influencia relativa en esas características. Por tal motivo, se examinan tres de los
valores culturales establecidas por la literatura sobre el tema (Hofstede, 1980; Dorfman & Howell, 1988):  Individualismo o colectivismo, control de la incertidumbre y distancia jerárquica.
El individualismo es característico de sociedades en las que los lazos entre las personas son laxos, entendiendo por ello que cada uno debe ocuparse de sí mismo y de su familia más
próxima, por lo que puede considerarse que la motivación de una persona está dada por sus propias preferencias y meta. El colectivismo, por el contrario, es característico de sociedades
en las que las personas se integran desde su nacimiento en grupos fuertes y cohesionados que continúan protegiéndolas toda la vida  a cambio de una lealtad inquebrantable, proporcionándoles el grupo cierta seguridad para poder actuar (Hofstede, 1999, p.102).
La distancia jerárquica puede ser definida como el grado en que los miembros con menor poder de las instituciones y organizaciones esperan y aceptan que el poder esté distribuido de manera desigual. Entendiendo por instituciones a todos los elementos fundamentales de la sociedad, como las normas, la familia y la comunidad en general; en tanto que las organizaciones son los lugares donde trabajan  las personas. Aquellas que presentan una puntuación más baja reducen al mínimo la desigualdad, prefiriendo derechos iguales y considerando a superiores y subordinados como iguales (Hofstede 1999, pp. 65-73).
La  incertidumbre es una experiencia subjetiva, un sentimiento que no es exclusivamente personal, sino  que se comparte con otros miembros de la sociedad y es transmitida y reforzada por instituciones básicas de la sociedad. La misma está basada en el
estrés laboral, la flexibilidad en las normas que existen en la empresa y hacer una carrera a
largo plazo. Por ello el control de la incertidumbre puede ser considerado como “la medida en que los miembros de una cultura se sienten amenazados frente a situaciones desconocidas o
inciertas” (Hofstede 1999, p. 193).
4.  Mentores: Está referido a la importancia brindada a la influencia de terceros en el logro del éxito alcanzado.  El mentor se puede analizar desde dos aspectos: sicosocial y de carrera. El  mentor sicosocial refiere a proporcionar la ayuda, modelos de roles, y el acceso a las redes sociales; mientras que el mentor  de carrera refiere a compartir la información y los conocimientos técnicos, al patrocinio  y a los recursos políticos.

III. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA UTILIZADA
III.1. Objetivos del Trabajo
En particular interesa: (1) Determinar en mujeres emprendedoras exitosas el grado de existencia de tres características personales: necesidad de logros (Punnett,1998), foco de control (Spector, 1988), y auto-eficacia (Sherer, Maddux & Mercadante, 1982).
(2)  Verificar la existencia y grado de la participación de mentores en el desarrollo personal y  profesional de las mujeres.
(3) Medir tres variables culturales desarrolladas por Hofstede (1988): individualismo/ colectivismo, aversión a la incertidumbre, y distancia al poder.
III.2. El problema de la población y el muestreo
El trabajo directo sobre una posible base estadística de emprendedoras, hubiera conllevado aparte del problema del dimensionamiento del estudio el problema metodológico
en cuanto a trabajar con emprendedoras que han/no han iniciado/continuado su empresa, con lo cual se estaría haciendo un perfil confuso que incluiría competencias de empresarias que han tenido éxito y de aquellas que tal vez estén abandonando el negocio; por lo que se decidió pasar el cuestionario a aquellas mujeres que se encuentran en la fase consolidada.
Aquí surgió un importante problema a la hora de elegir la muestra, ante la dificultad de identificar la población de mujeres exitosas, en cuanto simplemente tenemos una idea difusa de quiénes son o dónde los podemos encontrar. La imposibilidad de identificar numéricamente la población total impidió determinar el tamaño de la muestra y, en consecuencia, efectuar un muestreo probabilístico; de allí que se realizó un muestreo intencional donde la elección de las mujeres emprendedoras exitosas recae en los responsables de la investigación, intentando que estas representen a las mujeres del sector. La muestra escogida alcanza a 50 mujeres localizadas en diferentes ciudades de la Argentina que consideramos significativa y suficientemente amplia para un estudio como el que nos ocupa.
III. 3. Instrumento de medida
Para la recolección de datos en torno a la valoración de los factores seleccionados, se recurrió a encuestas estructuradas en base a  un cuestionario proveniente de un proyecto de investigación internacional (cuyos países participantes son  Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, México, Barbados, Brasil y  Argentina) denominado “Succesful Women Worldwide”, testeado previamente y aplicado sobre una muestra de emprendedoras o dueñas de empresa con más de dos años de actividad empresarial.   
Como grupo de control se utilizó al formado por mujeres que hubieren alcanzado un nivel relativamente alto en su ocupación o profesión, conformándose por personal en relación de dependencia en organizaciones sin fines de lucro y otras organizaciones privadas y gubernamentales a nivel nacional, provincial y municipal. El cuestionario utilizado se basa en el método de medición de Likert el cual permite medir actitudes, dimensiones de la personalidad, y otras variables psicológicas a través de una serie de enunciados, ante los que las personas encuestadas expresan su propia posición
escogiendo una alternativa de respuesta entre las ofrecidas.  
Así para medir la autoeficacia (Sherer,  Maddux & Mercadante, 1982), el foco de control (Spector, 1988) y la necesidad de logro (Punnett, 1998), las alternativas de respuesta ofrecidas para contestar el ítem varían en un rango de 1 a 5 desde totalmente de acuerdo a totalmente en desacuerdo para el primer caso, y un rango de 1 a 6 para los restantes. 
Para verificar la existencia y grado de  participación de mentores en el desarrollo personal y profesional de las mujeres (Tepper, Shaffer & Tepper, 1996), se utilizaron dos tipos de ítems, debido a que se midieron dos conceptos: la función psicosocial, por un lado, y por otro la influencia del mentor en la carrera profesional,  variando las alternativas de respuesta de 1 a 5. 
La medición de las tres variables culturales: individualismo/colectivismo, aversión a la incertidumbre y distancia jerárquica, se midieron en una escala de 17 ítems en los cuales el
rango utilizado varía de 1 a 5 desde totalmente en desacuerdo a totalmente de acuerdo. Así, una puntuación alta en cada variable refleja la presencia de colectivismo, una alta aversión a la incertidumbre y gran distancia al poder respectivamente.
IV. ANÁLISIS DE RESULTADOS
En cuanto a los atributos personales que  prevalecen en las mujeres emprendedoras encuestadas,  se puede decir  que pertenecen  al estrato etario de 35 a 44 años (37% de los casos), siguiendo en orden de importancia el rango de 45 a 54 años  (32 %), en tanto que la franja menos representativa va de los 25 a los 34 años (8 %). El 50 % se encuentran casadas, el 28 % son divorciadas en tanto que el 22 % restante son solteras. Del total de ellas, el 73 % tienen hijos de distintas edades; y poseen niveles altos de instrucción. 
El examen de la confiabilidad total de las categorías para cada una de las escalas que fueron utilizadas se encuentran en la tabla 1 debajo.  Para ello se utilizó el coeficiente Alpha de Cronbach como medida de confiabilidad, teniendo en cuenta que para las investigaciones de este tipo se considera aceptable un coeficiente de 0.60, dado lo cual se sugiere que en esta investigación se interpreten con precaución los resultados en las variables Control de la incertidumbre y Necesidades de logro.
Para la interpretación de los resultados de las variables relacionadas con la persona se consideró que una alta puntuación en los ítem que mide la autoeficacia significa un elevado nivel de autovaloración de sus competencias. La baja puntuación en los ítem correspondientes a foco de control, indica que se está en presencia de foco de control interno.
La variable autoeficacia se asocia a conceptos relacionados con la aptitud para llevar a cabo planes, la definición de  objetivos importantes y la posibilidad de lograrlos, el compromiso y la resolución de actos complejos e inesperados y la confianza en sí mismo para la resolución de problemas entre otras cuestiones. En nuestro  caso el 50 % de las emprendedoras exitosas posee una alta autoeficacia, en tanto que el 46 % tiene una autoeficacia media. Tabla 1: Coeficientes Alpha
Variables  Emprendedoras  Grupo de control
Autoeficacia  0.74  0.79
Foco de control  0.65  0.81
Necesidad de logro  0.53  0.37
Individualismo / Colectivismo  0.62  0.80
Control de la incertidumbre  0.52  0.75
Distancia jerárquica  0.68  0.64
Mentor Psicosocial  0.91  0.88
Mentor en la carrera  0.85  0.86
Satisfacción  0.77  0.61
El foco de control interno está vinculado con la posibilidad de lograr el éxito en el trabajo en función de la persona misma y no por hechos o actos ajenos a ella como el azar o la suerte. Debido a esto las afirmaciones están  relacionadas con que el éxito proviene del trabajo, el desempeño personal y el esfuerzo de cada una de las personas.
La  necesidad de logro está vinculada con afirmaciones que tratan aspectos de involucramiento con el trabajo, la dificultad de los mismo,  el tipo de objetivos que se proponen y el esfuerzo comprometido en las misiones emprendidas.
Los valores medios muestran que las emprendedoras exhiben un nivel alto en la percepción de autoeficacia, foco de control interno y una alta necesidad de logro, según puede observarse en los valores expuestos en la Tabla 2. 
Tabla 2: Valores medios para variables relacionadas con la persona
Categoría Grupal  Autoeficacia 
(AE)
Foco de control 
(FC)
Necesidad de logros
(NL)
Emprendedoras  4.03  2.48  12.4
Grupo control  4.07  2.43  12.6
Rango  1 – 5  1 – 6  1 – 0
Puntajes:  1 = baja  1 = Interno  1 = baja
5 = alta  6 = Externo  16 = alta
En el análisis de las variables relacionadas con el mentor, las mismas exhiben valores medios moderadamente importantes, tanto en el papel que ha ocupado el mismo en la carrera empresarial, como en la función del mentor psicosocial,
Tabla 3. Considerándose en cada una
de las funciones que alta puntuación se corresponde con alta influencia del mentor.
Tabla 3: Valores medios para variables del Mentor
Categoría Grupal  Mentor Psicosocial 
(MP)
Mentor en la carrera 
(MC)
Emprendedoras  3.51  3.55
Grupo control  3.54  3.59
Rango  1 – 5   1 – 5 
Puntajes:  1 = Sin importancia  1 = Sin importancia
5 = Importante  5 = Importante Profundizando el estudio del mentor en la  carrera de las emprendedoras exitosas se obtuvo como respuesta que las personas que más habían influido en su carrera y reconocidos como tales, eran hombres. Respecto a su propia condición de mentor, el 85 % de los casos considera que actúan como mentoras de otras personas que trabajan en su misma organización siendo sus mentoreados,  en el 70 % de los casos, de la misma edad ó más jóvenes que ellas.
Con relación al análisis de las variables  culturales, la tabla 4  permite apreciar los valores medios de las mismas. Éstos revelan que las emprendedoras poseen cierta tendencia al colectivismo, entendido como compromiso con el grupo y en relación con el otro, demostrado en la valoración global para comunicar objetivos y para crear a su alrededor las condiciones colectivas que le permitan cumplir su ambición. 
Tabla 4: Valores medios relacionados con las variables culturales
Categoría Grupal  Individualismo /
Colectivismo 
(I/C)
Control de la
incertidumbre 
(CI)
Distancia Jerárquica 
(DP)
Emprendedoras  3.71  3.81  2.39
Grupo control  3.61  3.61  2.30
Rango  1 – 5  1 - 5  1 - 5
Puntajes:  1 = individualismo  1 = baja  1 = baja
5 = alto colectivismo  5 = alta control de la
incertidumbre
5 = alta distancia del
poder
La medición de la variable colectivismo surge a través de las afirmaciones que dan prioridad al éxito grupal antes que al individual, sacrificando los objetivos individuales o considerándolos luego de los del grupo. Asimismo, se adjudica importancia a la aceptación de la lealtad al grupo para la consecución de los objetivos. Estas son las actitudes de un porcentaje superior a la mitad de las emprendedoras en cuanto a su estilo de trabajo.
Se observa también alta tolerancia y control de la incertidumbre, característica por otro lado general y particular del empresariado argentino; y baja distancia jerárquica con el personal. Las emprendedoras encuestadas consideran al personal de sus empresas como iguales, por lo que no aceptan la desigualdad o dar privilegios especiales a determinados niveles y prefieren hacer referencia a ellos como “colaboradores”.

CONCLUSIONES
Existe una oportunidad para reevaluar los tipos de asociación necesarios y el papel de las mujeres en el mundo de los negocios. Sin esta reevaluación y el análisis que necesariamente debe acompañarla, puede ser difícil lograr la meta de adaptar las políticas a la gestión de competencias que se pretende desarrollar en mujeres emprendedoras.
En base al estudio formulado se puede concluir que las peculiaridades centrales del espíritu emprendedor de las mujeres argentinas, aparecería como resultado de:
• Un elevado nivel de autovaloración de sus competencias personales y empresariales; que implica responsabilidad individual, habilidades organizativas, y un importante grado de autonomía e independencia;
• Presencia de foco de control interno, reflejado principalmente en el manejo adecuado de la información, con la consiguiente capacidad de tomar riesgos sobre la base de disponer de habilidades para enfrentarse a ellos y conocimiento de los resultados de las decisiones tomadas en condiciones complejas.
• Una alta necesidad de logro, representada en características tales como capacidad de organización, identificación de metas claras, vigor y determinación, y alta capacidad
de perseverancia; características todas  propensas a determinar un fuerte perfil emprendedor;
• Afiliación a mentores vinculados a la carrera empresarial y al aspecto psicosocial, lo cual indica que las emprendedoras tienden a “imitar”  modelos de comportamiento diseñados y desarrollados por los individuos con quien ellas se identifican.
• Aplicación del concepto de “aprendizaje delegado” a sus propios mentoreados; 
• Un estilo de liderazgo abierto y participativo, a partir de la presencia de actividad instrumental enérgica y/o innovadora, generada fundamentalmente a través de la persuasión y elaboración de redes de apoyo.
 Los puntos mencionados permiten efectuar algunas reflexiones:
- El espíritu emprendedor femenino aparecería como resultado de aspectos ligados a circunstancias personales que van desde la  genética y la educación hasta conceptos relacionados con la autoeficacia,  el foco de control y la necesidad de logro, dando esto la posibilidad de intervención en el tema.
- Que dichas variables son características centrales particulares en el complejo proceso de acción empresarial; y, en consecuencia que, - La preocupación por formar emprendedoras exitosas debería comenzar por el desarrollo de una óptima capacidad de aprendizaje y el fortalecimiento de las características de personalidad que fundamentan al foco de control interno, tales como autoestima, persistencia y capacidad de  decisión. Está claro que, en  el presente estudio, estas características resultan del análisis de emprendedoras en actividad y no necesariamente de emprendedoras nacientes que recién están pensando en iniciar un negocio. De todas formas, creemos que lo más interesante es comprender que se trata de capacidades que las mujeres
pueden –y en principio deberían– adquirir de modo de incrementar su participación con éxito en el mundo empresarial. 
                                               
NOTA: Para comprender cómo se logra, Lacasse (1991) sostiene que los factores del éxito son como un rompecabezas de cinco piezas y para armarlo, todas deben encajar armoniosamente.
Menciona entre los mismos a la capacidad de formular un  sondeo del futuro, la intuición y la creatividad, las relaciones personales y redes, la confianza en sí mismo; el saber hacer y la competencia profesional. Estas deben estar repartidas por igual, ya que no tener una de ellas, o tener mucho de otra, afecta la obtención del éxito.  

CONTACTO: María Claudia D´Annunzio. Pinto 399 (7000) Tandil, Argentina. Telefax: 54-02293-447107 interno100. E-mail: dannunzio@econ.unicen.edu.ar                                                                                                                                                       

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domingo, 15 de enero de 2012

LA MUJER Y EL CRIMEN













El tema puede enfocarse desde varios puntos de vista, que resumiendo podremos reducirlos a tres:
1. La mujer como sujeto pasivo del crimen (la mujer objeto de agresiones de todas clases).
2. La mujer como sujeto activo del crimen, la mujer contra la ley (mujeres criminales).
3. La mujer a favor de la ley (la mujer-juez, la mujer-fiscal, la mujer-abogado, la mujer-periodista, la mujer-penalista, la mujer-criminalista, la mujer-policía, etc.).
Sólo podemos aquí poner algunos ejemplos de cada punto mencionado.

LA MUJER VÍCTIMA DEL CRIMEN

Basta dar una ojeada por la Historia para comprender que la mujer ha sido más víctima de agresiones criminales que sujeto activo del crimen, aunque los casos de mujeres-criminales hayan sido muy notables.

En el primer caso, entre los asesinos que han tomado como objetivo a la mujer, de los muchos miles que podríamos mencionar, me limitaré a señalar aquí los asesinos múltiples como el nunca capturado Jack el Destripador que atacó en el siglo pasado (entre agosto y noviembre de 1888) a infelices prostitutas, llevando el terror a los barrios comprendidos entre White Chapel y el "East End" del Londres victoriano y manteniendo en jaque a su excelente policía que nunca pudo capturarle. El resultado de sus crímenes fueron 7 prostitutas a las que en parte descuartizó.

Los más terribles críminales de mujeres, han sido sádicos (calificados como asesinos sexuales). Entre ellos además del anterior, citaré a Peter Kürten, "El Vampiro de Düsseldorf", Peter Sutcliffe " El Destripador de Yorkshire", Albert De Salvo "El Estrangulador de Boston", Henry Desiré Landru, "El Moderno Barba-azul".

LA MUJER CRIMINAL
Ha habido muchas mujeres criminales, algunas múltiples. El arma preferida ha sido sin duda el veneno, al menos en tiempos pasados, pero tampoco han dudado en utilizar el hacha, el martillo, el cuchillo o la pistola para terminar con la vida de personas tanto del sexo masculino como del femenino. Los móviles han sido muy variados, desde los celos, la avaricia, el poder, el deseo de heredar, la venganza e incluso como la Mantis religiosa, destruir a su pareja después de gozar de ella.

Las mujeres envenenadoras son de raigambre muy antigua.

Entre los griegos, Medea fué envenenadora de oficio. Utilizaba una túnica para envenenar a sus víctimas. Circe utilizaba bebidas emponzoñadas. Así mató a su marido y a otros muchos. En Asia, Parisatis, madre de Artajerjes Menmón envenenó a media familia. Otra que no se quedó atrás fué Laodicea. Y Cleopatra no dudó en envenenar a Tolomeo el niño. Agripina no se sabe a cuántos envenenó exactamente. Claro que los varones de entonces no se quedaban atrás y así por ejemplo Calpurneum envenenó a sus mujeres. Cómo sería el ambiente que Mitrídates, que fué rey, para evitar ser envenenado, tomó desde muy joven una mezcla de venenos en pequeñas dosis para vacunarse contra el veneno. Hoy llamamos a este sistema mitridatización. Y cuando quiso quitarse la vida para no caer en manos de sus enemigos, tuvo que recurrir a la espada y a un criado que tuvo que ayudarle para empujarla y atravesarle de parte a parte.

En la antigua Roma, las matronas usaban el veneno para matar a sus maridos. Fueron tantos crímenes que se tuvo que proclamar la Ley Cornelia para evitarlo, pero lo cierto es que sirvió para poco. La matanza continuó.

En el siglo XIV, Lucrecia Borgia fué una especie de Locusta.

Ya en tiempos más recientes fueron muy famosas envenenadoras La Voissin y Mme. de Montespan.

La Condesa Elizabeth Bathory, en Walaquia, mataba por placer sádico, pero sólo a otras mujeres y se bebía la sangre de sus víctimas.

En época moderna hay casos célebres como el de Grace Duff, la "envenenadora de Croydon", que asesinó a sangre fría a tres miembros de su propia familia.

Tracey Wigginton, lesbiana y practicante de ritos satánicos con otras dos compañeras, con su peso de 100 Kg fué llamada "la mujer-vampiro". Atraía a extraños que no conocía y los asesinaba a puñaladas mostrándoselos a sus amigas. La asesina en serie Aileen Warnos, llamada "la mujer-araña", atraía a sus víctimas, fueron siete hombres, prometiéndoles relaciones sexuales para después matarlos a balazos. La Marquesa de Brinvilliers: Marie Madeleine d’Aubrey, Marquesa de Brinvilliers-La-Motte, fué una de las más famosas envenenadoras de la Historia de la Medicina Legal. Las envenenadoras de Sicilia "Toffanas"
Museo de Antropología Médico-Forense Paleopatología y Criminalística
PROFESOR JOSÉ MANUEL REVERTE COMA



Mujeres en el crimen


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jueves, 10 de noviembre de 2011

MUJER Y TRABAJO

















MUJER Y TRABAJO EN EL SIGLO XX.
- La consolidación de un proceso -. (1950 hasta hoy.)
Acabada la II G. M. Resurgen las campañas ensalzando el prototipo del ama de casa, va a ser un fracaso. La etapa de desarrollo económico impulsa el empleo, el consumo y la construcción del estado de bienestar. La mujer ha participado de esta evolución consolidado una presencia entre la población activa.
Se produce un nacimiento del número de mujeres trabajadoras. Desde 1984 hasta nuestros días hay dos trabajadoras por cada tres hombres, trabajadores.
El empleo femenino se ha visto menos afectado por las etapas de depresión. En dichas etapas se pensará que la solución a este problema pasa por reducir su presencia en el mercado laboral, se trasvasa mano de obra femenina hacia sectores más precarios, como los empleos a tiempo parcial y los temporales.
La razón del aumento de asalariadas hay que buscarlas en la confluencia temporal de una serie de cambios. Son los siguientes:
DEMOGRAFICOS: Se produce una caída de la natalidad y se concentran los nacimientos en unos años determinados, permitiendo a las esposas reincorporarse a la actividad productiva una vez criados los hijos o retrasar su concepción hasta consolidar su carrera. Por otra parte crece la población femenina en edad laboral(15-64 años)
ECONOMICOS: El fuerte desarrollo del sector terciario se acompaña de un creciente empleo de mujeres. Las familias necesitan mayores aportes salariales. La participación laboral de la mujeres es mas importante en los países con PIB alto, porque las necesidades subjetivas son mayores.
SOCIALES: Se eleva el número de quienes viven solas o se convierten en cabeza de familia debido a divorcios y separaciones. Ambas precisan una actividad remunerada. Por otra parte, con la aparición de los electrodomésticos que reducen el tiempo en las tareas domésticas, muchas mujeres desean formar parte del mundo laboral.
Las necesidades generales y la actitud de las interesadas propician un cambio sustancial en la imagen de las trabajadoras. La mujer activa recibe ahora mayor consideración que el ama de casa.
Hay que citar también, entre las razones que favorecen la inserción femenina en el mundo del trabajo lo siguiente: el fin de las prohibiciones legales de ejercer ciertas profesiones (magistratura, ejército, diplomacia, etc,) las presiones del movimiento feminista y los logros educativos de periodo.
También es verdad que esto no se ha dado en todos los países, pues sus factores sociales, culturales, políticos o económicos no han ayudado a la mujer a desarrollarse en el ámbito laboral.
A.- RASGOS DE UNA PRESENCIA
La presencia en el mercado de las empresas a partir de los 50 es una mezcla de elementos heredados y de cambios que se producen poco a poco. Los argumentos familiares mantienen el liderazgo, para aumentar el presupuesto familiar y dar a los hijos mejor formación. Ya no son los únicos. Mujeres acomodadas afirman trabajar por gustarles su profesión, cortar el aburrimiento en casa o ser independientes.
La discriminación en ocupación y salarios se han mantenido, pero se ha visto favorecida porque la mayoría de las mujeres se han incorporado en los sectores considerados femeninos.
Los efectos negativos y la sensibilidad social hacia la injusticia que representa, han llevado a que muchos estados desarrollen políticas intervensionistas. Primero, se quiso conseguir la "igualdad de trato" a la hora de obtener un puesto, más tarde, "igualdad de oportunidades". En el ámbito de los salarios, la idea de "igual salario a igual trabajo", se convierte en compromiso.

A partir de los 60, viendo que las diferencias persistían, se reformuló el principio como "salario igual a trabajos de valor comparable". El problema es establecer esa equivalencia.
Esta legislación a favor de la igualdad no ha evitado que persista un claro desajuste entre ley y realidad. Los problemas son múltiples: falta de claridad en el contenido de las normas, ámbito de aplicación restringido, inadecuado sistema de reclamaciones, etc Algunos países han tratado de evitar esto con otras leyes de igualdad o encargando a ciertas comisiones como el Defensor del Pueblo. Lo cierto es que hasta que esto no sea defendido por todos los agentes sociales del mercado no se hará realidad.
Se han dado cambios que han afectado a la población activa femenina. Cabe señalar: cambios de efectivos de unas ramas productivas a otras, significación otorgada a la carrera profesional, etc.
Por otra parte, los deberes familiares y su desigual reparto entre los sexos obliga a las mujeres a detener su actividad con más frecuencia.

B.- EMPLEO Y DESMPLEO FEMENINO-.
El crecimiento del número de trabajadores ha correspondido protagonizarlo más a las mujeres.
Para 1970, las asalariadas significaban, respecto a la población femenina, el 46’3% dentro de la OCDE. Para 1994 alcanzaban el 60’7%. El aumento afecta e todos los países, excepto a Turquía. Además, Bélgica, Irlanda, Grecia, Italia y España no alcanzan las medidas señaladas. Las mayores tasa se alcanzan en Suecia ( 74’4%), le siguen Dinamarca, Noruega y EE.UU.
Igualmente ha crecido el peso de las trabajadoras dentro del total de la población activa. En 1970 significaban el 33’6% y en 1994 el 41’9%. Hasta 1960, la mayoría de las trabajadoras eran jóvenes y solteras. La línea se elevaba a los 20 años para a continuación iniciar un descenso. En los decenios siguientes la edad de incorporación al trabajo se retrasa; esto no sucede en países como Portugal e Italia.
Las principales consecuencias de esta evolución son: el mayor peso en la actualidad de las obreras de entre 25 y 54 años dentro del total de activos y el acercamiento en las tasa de actividad de los sexos entre la población más joven.
También, se dan cambios en la distribución de los activos por estado civil, se prohíbe el trabajo infantil y demora el ingreso en el mercado laboral de los jóvenes. Las casadas se sienten incentivadas a intentar compatibilizar deberes domésticos y laborales por las oportunidades que les ofrece su mejor cualificación. Surgen instituciones públicas y privadas dispuestas al cuidado de los niños; lo importante ahora es la educación. No obstante, los hijos siguen determinando la presencia de las casadas entre la población activa. En general, son más numerosas las que carecen de obligaciones maternales que quienes las tienen.
Estadísticamente, en 1990 más de la mitad de las mujeres casadas, dentro de los países de la OCDE, perciben un salario; Exceptuando Irlanda, Italia y Países Bajos.
Una evolución similar a las cifras de población ocupada, presentan las del desempleo. Hasta los años 60, las tasas de desempleo masculino y femenino son iguales. Durante los 70, se eleva el porcentaje de desempleadas y la distancia sigue creciendo durante el decenio siguiente. En 1990, en la OCDE, el paro femenino es del 8% y el masculino de 5’6%.Del 90 al 95 la tasa de las mujeres crece un punto menos que la de los hombres. La evolución por países nos muestra que en 1980, un tercio de ellos superan la media establecida para el conjunto de la OCDE. En los 90 lo hacen casi la mitad. A la cabeza se encuentra España y en el lado opuesto Finlandia, Irlanda y Reino Unido.
Con respecto al conjunto de población que busca trabajo, las mujeres representan casi la mitad para 1994.

Las razones del mayor paro femenino hay que buscarlas en la extensión de la oferta de la mano de obra y en formación recibida por sus integrantes.
Entre las paradas durante los años de estudio, predominan las comprendidas entre los 15 y 24 años, cifra que suele duplicar a la del grupo siguiente, 25-54 años. Normalmente los periodos de desempleo de las mujeres son más numerosos que los masculinos, pero menos largos.
C.- LOS SECTORES ECONÓMICOS A TRAVÉS DE LA MUJER-.
El aumento cuantitativo de trabajadoras no se va a traducir en un desarrollo paralelo de su peso en el mercado. La fuerza de la tradición y el pensamiento socialmente mayoritario sobre las capacidades del sexo femenino van a dirigir a sus integrantes hacia determinadas profesiones.
Las tres cuartas partes de las activas se dedican al sector servicios. En este aspecto como procesos más significativos señalaremos: la imparable perdida de mujeres por parte de la agricultura y del servicio doméstico, el mantenimiento de las cifras de quienes se dedican a la manufactura el crecimiento notable del sector terciario y el acceso a profesiones y puestos superiores
C.1.-Del campo a la fábrica
Las actividades industriales ocupaban, en 1970, a una cuarta parte de las trabajadoras. En 1990 sólo representan el 16’4%.
Si tratamos de analizar el reparto por sexos de la población activa industrial, vemos que las mujeres han representado algo más de una quinta parte, y, como en la agricultura, han incrementado su peso, por las crisis del periodo, que afectaron más a las ramas ocupadas por los hombres.
Por ramas, las industrias de transformación reúnen el mayor número de trabajadoras, manteniendo un lugar destacado el textil, vestido, alimentación, calzado y tabaco. Los puestos que suelen reservarse a las mujeres son los rutinarios, reiterativos, sedentarios, manuales más que mecanizados, con pocas responsabilidades y escasa posibilidades de promoción. Las trabajadoras presentan una vida profesional más discontinua y una formación más inadecuada, por las deficiencias de los sistemas educativos y las barreras que se mantienen para el acceso a ciertos aprendizajes. La aplicación de las nuevas tecnologías revolucionó la organización del trabajo.
Las principales causas de las menores retribuciones percibidas por las mujeres son las barreras puestas a su promoción, el método de evaluación de empleos, las interrupciones que sufre su trabajo y los prejuicios sociales. A pesar de todo, desde 1950, los salarios percibidos por hombres y mujeres se ha
C.2.- El mundo de los servicios-.
La expansión del sector terciario desde el final de la II Guerra Mundial hasta hoy se convierte en el gran impulsor del empleo femenino. Desde el punto de vista numérico, las mujeres empleadas en las distintas ramas terciarias representaban casi los dos tercios del total de la población activa femenina para 1970. Para 1990 las mujeres significaban el 49’6% de la población ocupada en actividades terciarias.
Puede decirse, que el servicio doméstico tradicional ya no significa la reserva de empleo que antes ni si quiera es contemplado en las estadísticas internacionales. Sí lo están los servicios comunitarios, sociales y personales, que han absorbido, durante el periodo que analizamos, a más de la mitad de las trabajadoras del sector.
Los restaurantes y hoteles son otro ámbito que se desliza hacia la contratación femenina, juntos ocuparon, en 1990, casi a un tercio de las trabajadoras del sector terciario.
En el mundo de la enseñanza, continua el dominio femenino de la primaria. En la universidad, los integrantes de este sexo tienen menos peso(más en carreras humanísticas que en las científicas o técnicas.) De las restantes profesiones liberales, las relacionadas con el campo de la salud tienen una creciente participación de la mujer.
La segregación ocupacional de los sexos es también un hecho en los servicios, algo menor que respecto a la industria.
En el sector privado, la educación recibida y la fuerza, siguen siendo elementos clave para decidir el puesto; Ninguno de los dos es favorable para la mujer. Las que llegan a desempeñar cargos de altos niveles en la administración pública, sólo eran, en 1990, el 3% de la población activa femenina.
En las empresas privadas, es mayor el porcentaje de mujeres en trabajos no cualificados que en los cualificados.